Hace
unos días se celebraron emotivamente las festividades dedicadas a Nuestro Señor
Jesucristo Crucificado de Esquipulas en el barrio del mismo nombre, cuya
historia pasa desapercibida para la misma población teapaneca que carece de
información acerca del origen de su pueblo. La tediosa labor de investigar en
Archivos Históricos en diferentes lugares como Guatemala, Chiapas y Yucatán me
ha llevado a descubrir que el desarrollo histórico está más allá del libro de Historia y Geografía de Teapa del
distinguido Manuel Rosado González o las diversas monografías que escuetamente
dicen poco o nada sobre la historia de Teapa y de lo que hay, muchos datos son
mitos que debieran desmentirse.
El barrio de Esquipulas desde el
siglo XVII era una amplia planicie de terreno llano abandonado que funcionaba
como camino real a los pueblos de Tacotalpa, Tapijulapa y Oxolotán donde se
encontraba la vicaría de los religiosos dominicos que administraban la iglesia
de Santiago, patrón de Theapa. A finales de ese mismo siglo, con el
aprovechamiento de la mano de obra esclava y parda se construyeron galerones
que sirvieron de casa habitación para estos grupos sociales, apropiándose de la
tierra sin merecimiento legal alguno, edificándose también una pequeña ermita,
la primitiva dedicada a San Lorenzo mártir.
Mientras tanto en la ciudad de
Antigua Guatemala un grupo de criollos solicitaron merced de tierras al rey
Carlos III, ya que la situación de abandono y necesidades eran realmente
precarias, el cual otorgó Real Cédula del 26 de agosto de 1778 concediéndoles
terreno para habitarlo y trabajarlo; el encargado de ejecutar las letras reales
fue el gobernador de la provincia don Pedro Dufau Maldonado y delimitar el
terreno que debía ser fraccionado para formar el primer barrio del pueblo
(Tecomaxiaca era un pueblo no un barrio). Los solicitantes salieron de Antigua
a principios de noviembre trayendo la imagen del Cristo Crucificado que se
venera en el pueblo Esquipulas al oriente de la Audiencia y Capitanía General
de Guatemala y llegaron a Theapa el 14 de enero de 1779 entrando en la ermita
de San Lorenzo y colocando la imagen en el altar mayor; se le ha denominado a
esta migración como “peregrinación histórica”.
Al llegar los nuevos habitantes a
las tierras de su propiedad se encontraron con la ocupación por parte de los
negros, pardos y algunos indígenas zoques; el alcalde ordinario solicitó a los
intrusos la salida de las tierras y desocupar las galeras para fraccionar y darle
a los criollos la parte correspondiente, sin embargo, éstos acordaron reducir
sus terrenos y compartir el lugar con los que desde hacía más de un siglo
vivían de la tierra y su cosecha. Por los datos que aportan la Real Cédula y
las instrucciones del gobernador Dufau, el terreno habitable colindaba con
algunas haciendas como la Concepción al norte, Santa Ana al suroeste, el pueblo
de Theapa al este y la Encarnación al oeste, actualmente sería desde el parque
Ecológico hasta la subida a Nicolás Bravo, desde el fraccionamiento La Tejería
hasta donde actualmente está La Diplomática.
Desde esa época hasta la actualidad
se ha celebrado con gran devoción la
milagrosa imagen del Cristo Negro de Esquipulas, y de ser el barrio de
San Lorenzo de los negros se ha denominado barrio de Esquipulas. La construcción
de la iglesia empezó desde mediados del siglo XVIII y culminó antes de cerrar
la centuria, cuyos materiales fueron piedra bola del río y argamasa de cal, con
techo de paja y guano a dos aguas sostenida por horcones de madera, una sola
nave con puertas laterales y en el frente un arco que sostenía las dos campanas
originales (actualmente ninguna existe) y con relieve de cruz y puerta rústica
de madera, contando con una cruz atrial de madera que no sobrevivió al siglo
XIX.
Es así como se narra de manera
sucinta la historia del barrio de Esquipulas, que este año cumple 235 años de
fundación, que pasan desapercibidos por el notable desinterés de nuestras
autoridades por querer conocer más sobre los orígenes de Teapa, esto genera la
pérdida de identidad y de cultura, una invitación a la investigación histórica
y científica.
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