miércoles, 22 de marzo de 2017

CUMPLE BARRIO DE ESQUIPULAS 235 AÑOS DE FUNDACIÓN

Hace unos días se celebraron emotivamente las festividades dedicadas a Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas en el barrio del mismo nombre, cuya historia pasa desapercibida para la misma población teapaneca que carece de información acerca del origen de su pueblo. La tediosa labor de investigar en Archivos Históricos en diferentes lugares como Guatemala, Chiapas y Yucatán me ha llevado a descubrir que el desarrollo histórico está más allá del libro de Historia y Geografía de Teapa del distinguido Manuel Rosado González o las diversas monografías que escuetamente dicen poco o nada sobre la historia de Teapa y de lo que hay, muchos datos son mitos que debieran desmentirse.

            El barrio de Esquipulas desde el siglo XVII era una amplia planicie de terreno llano abandonado que funcionaba como camino real a los pueblos de Tacotalpa, Tapijulapa y Oxolotán donde se encontraba la vicaría de los religiosos dominicos que administraban la iglesia de Santiago, patrón de Theapa. A finales de ese mismo siglo, con el aprovechamiento de la mano de obra esclava y parda se construyeron galerones que sirvieron de casa habitación para estos grupos sociales, apropiándose de la tierra sin merecimiento legal alguno, edificándose también una pequeña ermita, la primitiva dedicada a San Lorenzo mártir.

            Mientras tanto en la ciudad de Antigua Guatemala un grupo de criollos solicitaron merced de tierras al rey Carlos III, ya que la situación de abandono y necesidades eran realmente precarias, el cual otorgó Real Cédula del 26 de agosto de 1778 concediéndoles terreno para habitarlo y trabajarlo; el encargado de ejecutar las letras reales fue el gobernador de la provincia don Pedro Dufau Maldonado y delimitar el terreno que debía ser fraccionado para formar el primer barrio del pueblo (Tecomaxiaca era un pueblo no un barrio). Los solicitantes salieron de Antigua a principios de noviembre trayendo la imagen del Cristo Crucificado que se venera en el pueblo Esquipulas al oriente de la Audiencia y Capitanía General de Guatemala y llegaron a Theapa el 14 de enero de 1779 entrando en la ermita de San Lorenzo y colocando la imagen en el altar mayor; se le ha denominado a esta migración como “peregrinación histórica”.

            Al llegar los nuevos habitantes a las tierras de su propiedad se encontraron con la ocupación por parte de los negros, pardos y algunos indígenas zoques; el alcalde ordinario solicitó a los intrusos la salida de las tierras y desocupar las galeras para fraccionar y darle a los criollos la parte correspondiente, sin embargo, éstos acordaron reducir sus terrenos y compartir el lugar con los que desde hacía más de un siglo vivían de la tierra y su cosecha. Por los datos que aportan la Real Cédula y las instrucciones del gobernador Dufau, el terreno habitable colindaba con algunas haciendas como la Concepción al norte, Santa Ana al suroeste, el pueblo de Theapa al este y la Encarnación al oeste, actualmente sería desde el parque Ecológico hasta la subida a Nicolás Bravo, desde el fraccionamiento La Tejería hasta donde actualmente está La Diplomática.

            Desde esa época hasta la actualidad se ha celebrado con gran devoción la  milagrosa imagen del Cristo Negro de Esquipulas, y de ser el barrio de San Lorenzo de los negros se ha denominado barrio de Esquipulas. La construcción de la iglesia empezó desde mediados del siglo XVIII y culminó antes de cerrar la centuria, cuyos materiales fueron piedra bola del río y argamasa de cal, con techo de paja y guano a dos aguas sostenida por horcones de madera, una sola nave con puertas laterales y en el frente un arco que sostenía las dos campanas originales (actualmente ninguna existe) y con relieve de cruz y puerta rústica de madera, contando con una cruz atrial de madera que no sobrevivió al siglo XIX.


            Es así como se narra de manera sucinta la historia del barrio de Esquipulas, que este año cumple 235 años de fundación, que pasan desapercibidos por el notable desinterés de nuestras autoridades por querer conocer más sobre los orígenes de Teapa, esto genera la pérdida de identidad y de cultura, una invitación a la investigación histórica y científica.

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