lunes, 27 de marzo de 2017

MONS. MARTÍN TRITSCHLER Y CÓRDOVA DE YUCATAN Y MONS. VICENTE MARÍA CAMACHO Y MOYA DE TABASCO. UNA AMISTAD ECLESIÁSTICA Y ESPIRITUAL.

A través de su relación epistolar de 1930 a 1943.

            “Hay obispos de oro con báculo de madera y, obispos de madera con báculo de oro”, decía un buen amigo al recordar la vida de los venerables obispos difuntos de nuestras respectivas diócesis, y sabía perfectamente que esa era una acertada afirmación. Hoy al estar aquí en este bello lugar, casa de Mamá Linda, acompañado de altas y distinguidas personalidades y rodeado de toda esta hermosa población que asiste a este notable evento que es la presentación del libro del Licenciado José Iván Borges Castillo que se titula “El Arzobispo Mariano. Nuestra Señora de Izamal en el espíritu de Martín Tritschler y Córdova.”, quiero dirigir unas cuantas palabras a nuestro auditorio, encaminadas a presentar en primer lugar, la relación que existe entre Tabasco y Yucatán y en segunda, la íntima amistad del que fuera Primer Arzobispo de Yucatán y el Séptimo de Tabasco.

            La historia nos une en común en la incipiente evangelización, es precisamente Yucatán quien está a la cabeza de la evangelización en nuestro territorio y fundada la Diócesis yucateca, toma al territorio de la Provincia de Tabasco como parte de su jurisdicción, es preciso decir que, es de la mitra yucateca donde provienen los nombramientos de los curas y párrocos para el territorio conocido por los alcaldes mayores como “la mejor tierra que el sol alumbra”, es decir, Tabasco.

            La presencia de Yucatán en Tabasco es sensible y perdurable, a pesar de la fragmentación territorial que ha tenido desde su colonización española; la capital de la provincia San Juan Bautista y la villa de Tacotalpa durante las incursiones piráticas, han dado muestra de la no poca acción evangelizadora en el territorio, las antiguas regiones indígenas se convirtieron a efecto en disputa con el obispado de Chiapas, nombres como Fray Gonzalo de Salazar, obispo de Yucatán y Fray Pedro de Feria, Obispo de Ciudad Real de Chiapa entablaron una serie de conflictos por la posesión del territorio y de los jugosos diezmos que obtenían de un territorio rico en ganadería y agricultura. Si bien es cierto, durante muchos años a causa de las pocas investigaciones en el área de historia de la Iglesia se creyó que los obispos yucatecos no visitaban la Provincia tabasqueña por desidia o suponer un riesgo para la salud, ya que según decía un notable religioso que “entrar a un sitio pantanoso era no salir con vida jamás”, pero estoy completamente convencido de que las visitas pastorales sí se realizaron en lapsos de tiempo no muy amplios y se cumplió con los cánones del Concilio de Trento, evidencia hay de que muchos fueron los obispos yucatecos que visitaron esas tierras de Tabasco.

            Un acierto más, lo tuvo el Ilustre Dr. Leandro Rodríguez de la Gala al prever la necesidad de fragmentar el territorio de la Diócesis para crear el nuevo de Tabasco y poder atender al pasto espiritual que esas regiones demandaban y por creerlo conveniente a su pastoral conciencia. Fruto de ello es la fundación de la Diócesis de Tabasco el 25 de mayo de 1880, a partir de ahí comenzó una larga relación entre los prelados que distinguieron las respectivas sedes de Yucatán y Tabasco. Tenemos referencia de Mons. Agustín de Jesús Torres y Hernández, CM con Mons. Leandro y Mons. Crescencio Carrillo y Ancona; de Mons. José Perfecto Amézquita Gutiérrez y Mons. Crescencio; de Mons. Francisco María Campos y Ángeles y Mons. Juan Antonio Hernández y Rodríguez con Mons. Martín Tristchler, y pasada la persecución religiosa con Mons. Vicente María Camacho y Moya.

            La relación con éste último fue muy abundante en el lapso de casi 10 años, antes de 1930 no he encontrado evidencias de haberse conocido en persona, aunque la fama de Tritschler había llegado a todos los rincones de México y seguramente el padre Camacho conocía las peripecias que el arzobispo de Yucatán estaba pasando. Vicente María había nacido en la ciudad de Guadalajara, Jalisco el 8 de junio de 1866, sus padres buenos cristianos fueron José Camacho y Juliana Moya. En 1897 ingresó al Seminario Conciliar y en 1903 pasó al Seminario Mayor Guadalupano. Recibió la ordenación sacerdotal de manos de Mons. José de Jesús Ortiz, Arzobispo de Guadalajara el 5 de diciembre de 1909. Era un buen latinista, canonista, y orador sagrado, hacía versos inspirados de carácter religiosos. Pasada la persecución religiosa, retorna de Los Ángeles, para su parroquia de San Miguel Arcángel en Guadalajara. Fue nombrado obispo de Tabasco a fines de abril de 1930, consagrado en la catedral tapatía el 7 de mayo de ese mismo año por el Excmo. Señor Francisco Orozco y Jiménez, Arzobispo de Guadalajara ayudado por los obispos de San Luis Potosí y Zacatecas.

            No pudiendo entrar a tomar posesión de la Diócesis por las dificultades presentadas en Tabasco y las leyes prohibitivas aún vigentes sobre los ministros del culto en el código penal del Estado, tuvo que residir durante cerca de 8 años en Guadalajara y la delegación Gustavo A. Madero cerca de la Basílica de Guadalupe en el DF. Tras la afamada “reconquista espiritual” llevada a cabo por Salvador Abascal y el padre José del Pilar Hidalgo, pudo entrar en la Diócesis el 11 de diciembre de 1938, gobernando su jurisdicción hasta el día de su fallecimiento el 18 de febrero de 1943.

            La relación epistolar entre Camacho y Moya y Tritschler y Córdova se centra especialmente en la comunión provincial entre el Arzobispado y su sufragáneo, el nuevo obispo de Tabasco daba por enterado al Arzobispo su elevación al episcopado, a pesar de las continuas trabas y dificultades por la comunicación, lograron entablar una consecutiva relación epistolar con la primera carta fechada el 15 de mayo de 1930 en la ciudad de Guadalajara, éstas son borradores de las originales enviadas al Arzobispo, y tenemos también las contestaciones realizadas por el Arzobispo Tritschler; la última está fechada el 7 de enero de 1943, y aunque el prelado yucateco falleció meses antes, la carta provenía sin duda alguna del cabildo, del canónigo y vicario capitular Lic. Manuel Loría Rosado, agradeciendo al prelado su participación en el congreso y honras fúnebres al extinto Arzobispo.

            Estas relaciones epistolares no se encuentran como debieran estar en el Archivo de la Cancillería de la Diócesis de Tabasco, sino en posesión de la familia Camacho Contreras en la ciudad de México, su disposición para catalogar y disponer esta colección de cartas que son en total de 28 cuyo contenido parece ser demasiado interesante como: darle a conocer los sucesos más recientes de la actividad protestante en la zona, la milagrosa conservación del Sagrado Corazón que se haya en la iglesia de la Santa Cruz en Villahermosa, de su participación en el Congreso Eucarístico, de las penas sufridas en el destierro en la ciudad de México, todas ellas contenidas en una carpeta que en la portada dice “Borrador al Ilustrísimo Arzobispo Metropolitano de Yucatán” además de 2 poemas sacro-históricos (un himno y un poema) y 2 relaciones sobre el estado actual (1935 y 1939) de la Diócesis de Tabasco. Las contestaciones son 26 de parte del Arzobispo de su puño y letra y 1 pertenece al señor canónigo vicario capitular, cargadas de paternidad, bondad y apoyo ante las adversidades, con la experiencia que él había llevado en sus 42 años de gobierno episcopal.


            De esta manera quiero agradecer y felicitar al Licenciado José Iván Borges Castillo, amigo y colega, por haberme invitado a formar parte de esta mesa de presentación de su libro y expresar estas sencillas palabras sobre la calidad y virtud de un hombre talante como lo es el Arzobispo Mariano y al mismo tiempo Eucarístico: Monseñor Martín Tritschler y Córdova, esperando prontamente lo podamos venerar en los altares siendo ejemplo para nuestra Iglesia; muchas gracias.


Discurso dictado en la presentación del libro "El Arzobispo Mariano" del Lic. José Iván Borges Castillo en la parroquia de San Antonio de Padua y santuario de Nuestra Señora de Izamal, Izamal, Yucatán el 7 de diciembre de 2013.

sábado, 25 de marzo de 2017

LA VENERACIÓN AL CRISTO NEGRO SEÑOR DE ESQUIPULAS

El Cristo negro denominado comúnmente Señor de Esquipulas es la representación del Crucificado en el momento de su muerte en la Cruz, es originario de la región de Chiquimula en el actual país de Guatemala. Su veneración se ha constituido desde hace ya 400 años por un sinnúmero de personas que han recibido de él, enormes gracias extraordinarias, favores, curaciones y milagros.


            Desde la llegada a Teapa el 14 de enero de 1779 quedó identificada y profundamente arraigada la devoción al Cristo, de ésta imagen fundadora no tenemos dato alguno de su pervivencia en Teapa y si logró cruzar el siglo XIX en los constantes vaivenes vividos en la provincia a favor de la Independencia y los ataques extranjeros causados por las intestinas invasiones de otros países. Sin embargo, ante los datos referidos por otros viajeros podemos tener una idea de cómo era esta imagen: “siete pies de largo, negro como el carbón, y cubierto de heridas semejantes a emplastos de lacre. Este monstruoso ídolo tiene la cabeza cubierta con una enorme peluca rubia de mujer, que hace un contraste de los más grotescos con el cuerpo de ébano del hijo de Dios y su gesticulante rostro.” Sin duda esta visión de un visitante alemán nos detalla cómo estaba originalmente la escultura de Esquipulas.

            El paso del tiempo habiendo deteriorado la imagen, fue necesaria reemplazarla con otra, también originaria de Guatemala, pues siempre se ha identificado éste país por sus tallas artesanales en la elaboración de imaginería religiosa. Ésta última talla fue quemada durante el garridismo y su cruz aún se conserva en una localidad cercana a Teapa perteneciente al vecino estado de Chiapas. La última que poseemos actualmente fue una donación realizada por don Lorenzo Mollinedo a la iglesia del barrio para remplazar aquella que fue quemada por los anticlericales.


            Las festividades mismas dieron origen a las ferias de barrio, mismas que apoyadas por los Ayuntamientos daban un aspecto recreativo al pueblo y servía asimismo como centro comercial donde llegaban de diversos lugares vendedores trayendo sus productos para efectuar el intercambio, trueque o venta.

            Esquipulas como primer barrio de la ciudad de Santiago de Teapa fue también un centro social donde convivieron diversas culturas emanadas de su identidad histórica, a saber: los indígenas zoques que trabajaron mucho por las festividades religiosas especialmente la de mayo; los negro, pardos y mestizos hicieron lo propio con la festividad de Esquipulas y las familias de hacendados y ricos comerciantes transformaron la fisonomía del barrio aportando económicamente para la edificación de casas y la misma Iglesia.


            Año con año la fiesta de Esquipulas ha sobrevivido a los cambios del tiempo, de ideologías, de pastoral y forma, pero su esencia permanece aún en las personas que se acercan a vivir todo los nueve días de peregrinación, oración y celebración en recuerdo y sin él de una peregrinación histórica desde hace 236 años llegada a éstas tierras teapanecas.

miércoles, 22 de marzo de 2017

CUMPLE BARRIO DE ESQUIPULAS 235 AÑOS DE FUNDACIÓN

Hace unos días se celebraron emotivamente las festividades dedicadas a Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas en el barrio del mismo nombre, cuya historia pasa desapercibida para la misma población teapaneca que carece de información acerca del origen de su pueblo. La tediosa labor de investigar en Archivos Históricos en diferentes lugares como Guatemala, Chiapas y Yucatán me ha llevado a descubrir que el desarrollo histórico está más allá del libro de Historia y Geografía de Teapa del distinguido Manuel Rosado González o las diversas monografías que escuetamente dicen poco o nada sobre la historia de Teapa y de lo que hay, muchos datos son mitos que debieran desmentirse.

            El barrio de Esquipulas desde el siglo XVII era una amplia planicie de terreno llano abandonado que funcionaba como camino real a los pueblos de Tacotalpa, Tapijulapa y Oxolotán donde se encontraba la vicaría de los religiosos dominicos que administraban la iglesia de Santiago, patrón de Theapa. A finales de ese mismo siglo, con el aprovechamiento de la mano de obra esclava y parda se construyeron galerones que sirvieron de casa habitación para estos grupos sociales, apropiándose de la tierra sin merecimiento legal alguno, edificándose también una pequeña ermita, la primitiva dedicada a San Lorenzo mártir.

            Mientras tanto en la ciudad de Antigua Guatemala un grupo de criollos solicitaron merced de tierras al rey Carlos III, ya que la situación de abandono y necesidades eran realmente precarias, el cual otorgó Real Cédula del 26 de agosto de 1778 concediéndoles terreno para habitarlo y trabajarlo; el encargado de ejecutar las letras reales fue el gobernador de la provincia don Pedro Dufau Maldonado y delimitar el terreno que debía ser fraccionado para formar el primer barrio del pueblo (Tecomaxiaca era un pueblo no un barrio). Los solicitantes salieron de Antigua a principios de noviembre trayendo la imagen del Cristo Crucificado que se venera en el pueblo Esquipulas al oriente de la Audiencia y Capitanía General de Guatemala y llegaron a Theapa el 14 de enero de 1779 entrando en la ermita de San Lorenzo y colocando la imagen en el altar mayor; se le ha denominado a esta migración como “peregrinación histórica”.

            Al llegar los nuevos habitantes a las tierras de su propiedad se encontraron con la ocupación por parte de los negros, pardos y algunos indígenas zoques; el alcalde ordinario solicitó a los intrusos la salida de las tierras y desocupar las galeras para fraccionar y darle a los criollos la parte correspondiente, sin embargo, éstos acordaron reducir sus terrenos y compartir el lugar con los que desde hacía más de un siglo vivían de la tierra y su cosecha. Por los datos que aportan la Real Cédula y las instrucciones del gobernador Dufau, el terreno habitable colindaba con algunas haciendas como la Concepción al norte, Santa Ana al suroeste, el pueblo de Theapa al este y la Encarnación al oeste, actualmente sería desde el parque Ecológico hasta la subida a Nicolás Bravo, desde el fraccionamiento La Tejería hasta donde actualmente está La Diplomática.

            Desde esa época hasta la actualidad se ha celebrado con gran devoción la  milagrosa imagen del Cristo Negro de Esquipulas, y de ser el barrio de San Lorenzo de los negros se ha denominado barrio de Esquipulas. La construcción de la iglesia empezó desde mediados del siglo XVIII y culminó antes de cerrar la centuria, cuyos materiales fueron piedra bola del río y argamasa de cal, con techo de paja y guano a dos aguas sostenida por horcones de madera, una sola nave con puertas laterales y en el frente un arco que sostenía las dos campanas originales (actualmente ninguna existe) y con relieve de cruz y puerta rústica de madera, contando con una cruz atrial de madera que no sobrevivió al siglo XIX.


            Es así como se narra de manera sucinta la historia del barrio de Esquipulas, que este año cumple 235 años de fundación, que pasan desapercibidos por el notable desinterés de nuestras autoridades por querer conocer más sobre los orígenes de Teapa, esto genera la pérdida de identidad y de cultura, una invitación a la investigación histórica y científica.

DE POSADAS Y NACIMIENTOS EN TEAPA

Son cuestiones culturales y tradicionales que se han compartido por muchos años en todo México, herencia que nos han heredado los españoles que aún vivían impregnados por las creencias medievales. La historia nos traslada hasta la gruta de Greccio en la Umbría italiana donde en 1223 se celebra por primera vez la Navidad, es San Francisco de Asís quien inicia esta tradición colocando un pesebre con animales y en medio una bella imagen de Jesús, donde se realiza la celebración junto a los comarcanos que llegaron a participar de la misma. El presepio como se le denomina en Italia fue celebrado en todos los lugares donde la presencia franciscana se encontraba.

            Es por ello que esa migración tradicional se dio en España donde aún para el tiempo de la conquista en América perduraban las tradiciones medievales. El asentamiento franciscano en la Nueva España propició el establecimiento de obras sacro-históricas denominadas “pastorelas”, obras de teatro que se representaban con el fin de evangelizar a los indígenas, de ahí mismo salieron las danzas mestizas entre santos e ídolos prehispánicos. La colocación de los nacimientos rindieron fruto en todos los rincones de México, una tradición que perduraría hasta el presente, según los informes de los religiosos dominicos de Oxolotán, documentos que se encuentran en el AHD de San Cristóbal de Las Casas, refieren que los nacimientos en Theapa eran vistosos y coloridos por la cantidad de figurillas traídas de Ghoatemala hechas de barro cocido y pintadas a mano.

            Esta tradición colonial de la colocación de los nacimientos en Teapa la podemos fechar a mediados del siglo XVII, inclusive si es algo más temprano, podemos saber que las piezas no eran originarias de la Provincia de Tabasco, sino que su manufactura se realizaba en Guatemala ya que ahí siempre se ha considerado como el exponente de la fabricación de imaginería religiosa. Un lugar donde tradicionalmente se ha colocado año tras año el nacimiento ha sido en la parroquia, inclusive los franciscanos cuando dejan huella desde mediados del siglo XVIII y principios del XIX han colocado el pesebre en la iglesia parroquial, desafortunadamente carecemos de mayores datos de esas épocas, pero a pesar de la persecución religiosa y destrucción de imágenes en el siglo XX, hasta el presente es una realidad que no desaparece, su colocación es evidente en Santiago Apóstol.

            Las familias teapanecas no dejan de colocar sus pesebres acercándose las fechas navideñas, muy representativo ha sido siempre el de don Gonzalo Pérez Toca que anualmente representa la ciudad de Teapa con sus figurillas, la plaza, la fuente del Mure, la parroquia, el Ayuntamiento y otros edificios que simbolizan claramente un obsequio de este pueblo a la figura del Divino Jesús. Las hermanas Landero que con fe y devoción realizan su pesebre y no ha pasado año que no esté presente para estas fechas. Los González Olán, los Álvarez Quintero que tenían su nacimiento monumental en su casa en la calle Carlos Ramos y que desafortunadamente ya no se coloca por no habitar la familia ahí.


            Y qué decir de las posadas que se acostumbraban a realizar durante nueve días antes de la navidad, la rama que ha perdido ya su razón de ser, el robo de los niños Dios y se entregados al cumplirse las mandas hechas a la divinidad, ya no se ven los niños disfrazados de José y María, ni de pastores; el consumismo ha hecho desaparecer muchas tradiciones que nuestro pueblo ha celebrado por décadas. La recuperación de ese patrimonio intangible le corresponde únicamente a la sociedad y su fomente a los sectores propios de Cultura de nuestro municipio, no dejemos caer en el olvido aquello que nos es propio y ha dado identidad cultural al México moderno.

domingo, 6 de noviembre de 2011

LA EVANGELIZACIÓN EN TABASCO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI

            Este trabajo que se presenta corresponde a una investigación más extensa sobre el desarrollo histórico de la evangelización y los principales actores y gestores de la misma, tanto en la provincia de Tabasco como fuera de ella, al mismo tiempo la consolidación de los fundamentos jurídicos para la implantación de un sistema eclesiástico que otorgue el poder y la fuerza pública en todos los niveles de la sociedad. Esta ponencia pone de manifiesto los pasos perdidos que hoy toman el rumbo para develarnos no solamente quienes fueron los evangelizadores, sino también las propuestas pastorales que sembraron entre los tabasqueños en segundo cuarto del siglo XVI.
Una aproximación a la cuestión general…
            Con el recibimiento de las bulas Alejandrinas del 3 y 4 de mayo de 1493, los Reyes Católicos comenzarán con una nueva era de dominación política a través de un elemento fundamental en la sociedad castellana de la época: la evangelización.[1] El papa Alejandro VI, dotó a los católicos monarcas Isabel y Fernando de facultades jurídico políticas que a lo largo de tiempo fueron transformándose en lo que sería el Real Patronato Indiano. Estas facultades, no obstante, no nacieron de un corpus primario jurídico, sino de la interpretación teológica de las escuelas y universidades patentes de finales del siglo XV y principios del XVI.
            Las grandes empresas “descubridoras” manifestaron el deseo de llevar a los religiosos de las órdenes mendicantes a cumplir con su misión, ésta es, la extensión del Reino de Dios por medio de la palabra, la obra y el ejemplo. En este sentido, los frailes fueron la avanzada para el sometimiento de los pueblos aborígenes-indígenas de un Nuevo Mundo del cual no se tenía referencia cierta, situación que al mismo tiempo significó toda una estrategia política para imponer un sistema social no tan alejado de la herencia medieval.[2]
            Al mismo tiempo, el Reino Unificado de España, internamente salía de una situación realmente penosa, la expulsión de los moros, que eran los habitantes musulmanes asentados en el territorio desde hacía varios siglos, proceso que duró casi un siglo de luchas, pactos y capitulaciones. La evangelización recobró auge al gran sentido espiritual medieval en el que estaban imbuidos los pueblos españoles, sobre todo en el establecimiento de la Iglesia católica y la conversión muchas veces obligatoria de los evangelizados. En América supuso este mismo traslado con los aborígenes-indígenas, con las mismas facultades y con el apoyo de la corona.[3]
Supuesta imagen de Santa María de la Victoria que se venera en Villahermosa.
            En su testamento la reina Isabel, destacó la importancia de “… procurar inducir y traer los pueblos de ellas y los convertir a nuestra Santa Fe Católica…que éste sea su principal fin y en ello pongan mucha diligencia,…[4] para una consolidación del terreno que por mandato Apostólico había sido donado no sólo a la corona, sino a la institución que ella representaba y a su pueblo español con las condiciones emanadas del derecho y conforme a las directrices de la Iglesia.
            Con estas bases, la misión americana cobró un sentido único en la triada de sometimiento-evangelización-dominación. La presencia de los frailes se notó con las primeras excursiones, así vemos al almirante Cristóbal Colón embarcado en 1492 con varios frailes franciscanos e inclusive un jerónimo pero no con el plan de evangelización, sino de capellanes para los servicios religiosos a los marineros. Ya posteriormente en los siguientes viajes el flujo de religiosos será más importante, sobre todo para atender las primeras islas encontradas en la navegación. Cuando el asentamiento de Cuba se convirtió en faro para las expediciones a Mesoamérica, las fundaciones mendicantes entre franciscanos y dominicos acaparaban el dominio territorial y espiritual de las islas descubiertas.[5]
            En la segunda expedición salida de Cuba a Mesoamérica en 1518, Juan de Grijalva llevó a un clérigo como capellán llamado Juan Díaz, tocaron por primera vez lo que sería la península de Yucatán y se oficio la misa en varios lugares. Con el capitán Hernán Cortés, regresa nuevamente en 1519 el capellán Díaz, pero ahora acompañado de fray Bartolomé de Olmedo, de la orden de Nuestra Señora de la Merced, la labor a las que fueron destinados consistieron en la asistencia de los marines y a bautizar explicando el catecismo a los caciques. Estos personajes fueron los primeros en tocar el suelo tabasqueño en calidad de ministros del evangelio.[6]
Retablo no terminado en el museo del ex convento de Oxolotán, Tabasco.
            Con la entrada de Cortés a Altiplano mesoamericano, inicia una serie de conquistas y sometimientos a los pueblos que a su paso se van encontrando, muchos de los cuales se unen contra los mexicas que tenían dominado una basta región de influencia económica, política y que al mismo tiempo compartían similitudes en materia de religión. En este contexto, Cortés se siente llamado a convertirse en el Apóstol que ve una basto territorio donde plantar la imagen de la Cruz y bajo esa lógica pide a la corona el envío de los primeros misioneros que llegan en 1523, los franciscanos Juan de Tecto, Juan de Aora y Pedro de Gante serán los pioneros en esta labor, asentándose en lo que será la ciudad de México, hasta el 13 de agosto de 1521, la gran Tenochtitlan.
            Un año después, en 1524, arriban los 12 franciscanos al mando del cual estará el padre fray Martín de Valencia y que se encargarán de recorrer todo el territorio mesoamericano que se denominará Nueva España para entregarse a la evangelización, entre estos 12, habrán algunos que se preocuparán efectivamente por que una región de la Nueva España sea evangelizada y sometida a la corona, la provincia de Tabasco.
Tabasco en el umbral del Evangelio…
            Ya se había dicho que Cortés había llegado a las costas de Tabasco en marzo de 1519, a un pueblo indígena llamado Potonchán, cerca del cual se celebró la primera misa cantada por el padre fray Bartolomé de Olmedo acompañado del clérigo Juan Díaz dando lugar al mismo tiempo al bautismo de varias doncellas, entre ellas la famosa Marina. Sobre este acontecimiento bautismal y la incipiente evangelización, dirá el Obispo fray Bartolomé de las Casas, OP años más tarde que “…ni los indios le entendían, ni ellos a los indios y en siete u ocho días que allí estuvieron ¿cómo les podían entender los misterios de la fe?”.[7] Esta acusación desde nuestro punto de vista resulta completamente lógica, la evangelización es un proceso continuo de enseñanza, formación y catequesis, no la simpleza de imponer a la fuerza una fe por medio de la presión y la obligación.
            Es importante destacar que Cortés dejó la imagen de la Virgen María de la Conquista en la población que se denominó Santa María de la Victoria, pero si tomamos en cuenta lo que muchos historiadores defienden, que el capitán no dejó colonización de estas tierras hasta que Vallecillo funda oficialmente la Villa de la Victoria en 1525, la interrogante es ¿podrían los indios rendir culto a la Virgen en la religión católica, si como dice Las Casas, no fueron evangelizados correctamente? Opino que tuvieron que quedarse algunos soldados a mantener el orden en Potonchán y sobre todo para construir una pequeña capilla en honor de la Virgen, porque los indios volverían, luego de marcharse, a sus idolatrías y serían inclusive capaces de destruir hasta la imagen.
            La siguiente etapa, lo constituye indudablemente el paso de Cortés hacia las Hibueras, no me detengo en detallar sobre este hecho, pero puntualizo que no venía solo, es bien sabido que venían con él los padres fray Juan de Tecto y fray Juan de Ahora, que desafortunadamente perecieron en el camino por la región de Acalán y según el recorrido pasaron por la provincia de Tabasco, la labor de evangelización no fue completa ni compleja, el paso fue rápido, las marchas fueron forzadas, especialmente porque transportaban a Moctezuma, pero que por obvias razones únicamente se dedicaron al servicio de capellanía con los soldados españoles.[8]
            Ante una verdadera necesidad de impulsar la evangelización en toda la Nueva España, principalmente en las provincias alejadas del centro, se organizaron pequeños grupos de misiones, que sin duda, fueron el alcance más efectivo ante el proceso de sometimiento que vivieron los indígenas de la provincia de Tabasco, sobre todo en la recuperación de territorio que volvieron a sublevarse. La inminente llegada de Francisco de Montejo “el Mozo”, propició una cierta estabilidad para el desarrollo de la labor pastoral religiosa, bajo su protección se fundan las primeras capillas en la provincia y establece algunos clérigos que las atiendan, uno de los cuales era Juan Rodríguez de Caraveo, pero que desafortunadamente la historia no nos ha legado los nombres de muchos de ellos.[9]
Ex convento de Oxolotán, Tacotalpa, Tabasco.
            Los franciscanos desde México-Tenochtitlan organizaron las primeras misiones que se encargaron de promover la catequesis y el establecimiento de las primitivas comunidades católicas por medio de las parroquias, según el sistema de los franciscanos, primero era necesario realizar las casas de conversión, antecedentes directos de las parroquias; es preciso recordar que en jurisdicción eclesiástica Tabasco pertenecía al Obispado de Tlaxcala desde su fundación en 1525 y en lo misional a la Provincia del Santo Evangelio de la orden franciscana.[10]
El intento frustrado…
Pintura de Fray Pedro Lorenzo de la Nada, evangelizador en Tabasco.
            Hacia 1537, el adelantado Montejo pidió a los franciscanos organizar una misión pacífica, con la cual tenía plena intención de llegar hasta Yucatán. El que estaría al frente de este grupo, sería el padre fray Jacobo de Tastera que con otros cuatro frailes se encargarían de llevar a cabo la petición mencionada por orden del superior fray Antonio de Ciudad Rodrigo donde predicaron en Guazacualco y un poblado de españoles llamado Puitel, nombre que le da a la villa de Santa María de la Victoria,[11] sin embargo, tuvieron serios problemas con 30 españoles residentes y expulsos, situación que valió para vengarse y devolver a los indios los ídolos incitándolos a idolatrar nuevamente, cambiándolos por mujeres, luego de dos años de estancia y profunda labor pastoral quedaban nuevamente como al principio. Fray Jacobo prefirió la salida de Tabasco a una confrontación con los españoles, pero antes escribió una relación al superior Ciudad Rodrigo que también se quejó ante el Virrey y éste ante el emperador Carlos V por los penosos impedimentos con que se habían topado los frailes en la provincia de Tabasco.[12]
            En esta situación, no solamente los frailes franciscanos ocupaban un puesto determinante en la evangelización, los clérigos también estaban situándose en una posición inferior pero permanente, en el siglo XVI, los clérigos estaban bajo la jurisdicción primero de Tlaxcala, pero luego pasaron a las órdenes del Obispado de Chiapas cuando éste se funda y por obvias razones la provincia de Tabasco pasa a estar sujeta a esta jurisdicción, la muestra más contundente es la presencia en la capilla de Santa María de la Victoria del clérigo Francisco Martín que celebraba regularmente desde 1542.[13]
            Ya para principios de 1545, los dominicos comienzan a tomar posesión de un nuevo terreno, la provincia de Chiapa. Con la llegada del segundo obispo y primero efectivo que toma posesión de la sede, fray Bartolomé de las Casas, vienen con él toda una comitiva de frailes dominicos que pasan por la provincia de Tabasco y realizan un labor evangelizadora en diversos pueblos, principalmente los que cruzan por el río Grijalva, bajando por el río de la Sierra, de los frailes que venían muchos se habían ahogado en la travesía del puerto de Campeche a la villa de Tabasco, no pasarían menos penas por las condiciones del terreno tabasqueño. Al arribar los frailes a la villa, se encontraron “…una Yglesia como la de Campeche…”, dándose cuenta inmediatamente la poca persistencia que existe en la evangelización, notándose claramente que los españoles solamente iban a hacerse caudal para regresar a España. La comitiva se había separado en dos bandos, el primer grupo estaba conformado por el Obispo y otros frailes y el segundo por fray Tomás de la Torre con otro número igual, atravesaron los pueblos de Santa María de la Victoria, Tlacotalpa, Teapa, Tecomaxiaca e Ystapangajoya.[14] Es notorio saber que el Obispo Las Casas se encontró al llegar a la villa de Tabasco con “…dos frailes franciscanos que se ivan a España…”, el prelado les rogó que continuaran con su labor, pero éstos estaban resueltos a irse, no obstante, el Obispo les profetizó que si salían de la provincia nunca llegarían a España, sobre todo porque “…le negaban la misericordia a los indios…”.[15] Este paso duró solamente algunas semanas.
            A pesar de tener una seria documentación sobre la labor de algunos frailes y las crónicas históricas sobre el paso de diversos misioneros, desafortunadamente no son abundante los datos ciertos con que se cuentan los procesos de muchas misiones en la provincia. Por ejemplo, en 1550, el franciscano fray Diego de Béjar, que misionaba en tierras del Acalán que corresponde a los actuales municipios de Tenosique y Balancán, tuvo el apoyo de los mismo indios conversos para delatar a los demás indios idólatras y así destruir las imágenes de piedra de sus dioses. 8 años más tarde, el sucesor de Las Casas, el Obispo fray Tomás Casillas, OP constató la poca evangelización habida en la provincia, al realizar su visita pastoral notó que en las iglesias construidas con materiales propios de la región carecían de ornamentos y los indios eran ignorantes de la doctrina cristiana.[16]
Reflexión final…
Esta primera mitad del siglo XVI, tenemos que bajo el pretexto de evangelización hubieron intereses políticos y económicos, muchos frailes cooperaron con el gobierno virreinal para someter a los indios a la corona, pero también es cierto que muchos fueron leales a sus conciencias y lucharon por defender a los indígenas de la explotación, resulta sorprendente enterarse de muchas situaciones penosas que los propios frailes pasaron para plantar el árbol de la Cruz en Tabasco y de esta manera cumplir con la misión que se les había encomendado. Esta primera base, será el descontento general que reinará durante los siglos de dominación española y los dos siguientes siglos subsecuentes manifestándose en el poco arraigo de fe existente en muchos pueblos donde el sincretismo religioso es totalmente predominante.


[1] Para detalles sobre las interpretaciones jurídico-teológicas de las Bulas Alejandrinas véase a Ismael Sánchez Bella: Las bulas de 1493 en el derecho indiano en Anuario de Historia del Derecho, Madrid, 1994, págs. 371-388; C. Alberto Roca: De las bulas alejandrinas al nuevo orden político americano en ibídem, págs. 329-369; Paulino Castañeda: La interpretación teocrática de las bulas alejandrinas en ibídem, págs. 19-59.
[2] José María Muriá: La conquista de México en Gisela von Wobeser: Historia de México. Fondo de Cultura Económica, Secretaría de Educación Pública y Academia Mexicana de la Historia. México, 2010, pág. 84.
[3] Ibídem, pág. 89.
[4] Ismael Sánchez Bella: op. cit., pág. 372-373.
[5] Antonio Núñez Jiménez: Cristóbal Colón en Cuba. Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, 1994, pág. 61.
[6] Fray Francisco de Pareja: Crónica de la Provincia de la Visitación de Nuestra Señora de la Merced redención de cautivos de la Nueva España. Imprenta de J. R. Barbedillo y Co. México, 1882. Estado Primero, Capítulos I-XX, págs.1 -164; Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva: Tabasco: parteaguas del descubrimiento y conquista de México en Arqueología Mexicana. Vol. XI, no. 61, mayo-junio. México, 2003, págs. 53-57; Fray Diego López de Cogolludo: Los tres siglos de la dominación española en Yucatán, o sea historia de esta provincia, desde la conquista hasta la independencia en Manuel González Calzada: De cómo vieron y contaron los Cronistas de Indias el descubrimiento y conquista de Tabasco. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco. México, 1981, págs. 356-358.
[7] Samuel Rico Medina: Los predicamentos de la fe. La inquisición en Tabasco 1567-1811. Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, 1990, pág. 46.
[8] Vicente de Paul Andrade: Fray Juan de Tecto (su muerte). Tipología de la Misericordia Cristiana. Puebla, 1896, págs. 6-15. Samuel Rico Medina: ibídem.
[9] Ibídem.
[10] Crescencio Carrillo y Ancona: El Obispado de Yucatán. Historia de su fundación y de sus obispos desde el siglo XVI hasta el XIX seguida de las Constituciones Sinodales de la Diócesis y otros documentos relativos. Tomo I. Imp. y Lit. de Ricardo B. Caballero. Mérida de Yucatán, 1892, pág. 52. Samuel Rico Medina: ibídem.
[11] Fray Francisco Morales Valerio: Fray Jacobo de Tastera (1490?-1542). Un notable misionero en Tabasco en Arqueología Mexicana: op. cit., pág. 59; Fray Fidel de Jesús Chauvet: Fray Jacobo de Tastera, misionero y civilizador del siglo XVI en Estudios de Historia Novohispana. Vol. 3. IIH – UNAM. México, 1970, págs. 18-24; Fray Bartolomé de las Casas: Breve relación de la destrucción de las Indias. Impresa en Sevilla. 1821, págs. 83-87.
[12] Fray Jerónimo de Mendieta: Historia eclesiástica indiana. Antigua Librería. México, 1870. Libro V, Capítulo XLII, págs. 665-666. Fray Francisco Morales Valerio: ibídem.
[13] José Gerardo Herrera Alcalá: Obispado en Chiapas. Sociedad Mexicana de Historia Eclesiástica. México, 2005, pág. 3.
[14] Fray Tomás de la Torre: Desde Salamanca, España hasta Ciudad Real, Chiapas: diario de viaje, 1544-1545 en Ciprián Aurelio Cabrera Bernat: Viajeros en Tabasco. Tomo I. Colección Independencia Nacional. Gobierno del Estado de Tabasco. México, 2011, págs. 194-206.
[15] Ibídem, pág. 197.
[16] Samuel Rico Medina: op. cit., pág. 49.

martes, 29 de marzo de 2011

ENSAYO LA INVENCIÓN DE AMÉRICA

Dentro de las estructuras prácticas de la enseñanza de historia, encontramos siempre una lineal muestra cronológica de hechos históricos que no tienen más que mostrarnos como señales dogmáticas que debemos creer sea como sea; éste caso al que nos enfrentamos a cuestionar y que bien es un punto de partida después de conocer con un punto y aparte la hazaña llevada a cabo por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492, da un giro completamente certero a muchas de las interrogantes que nos hacíamos, no conformes con las explicaciones que durante mucho tiempo hemos creído.
Es indispensable ir discerniendo el problema de si realmente Colón descubrió América o es totalmente una falacia, las primeras autoridades, cronistas y escritores de la historia de la época de Colón han proporcionado divergencias en el caso, muchas teorías van creando las realidades algo distorsionadas, si para muchos de nosotros significó un cambio relativo en el pensamiento de la época, menos probable sería aceptar que Colón emprendía una “empresa descubridora”, esas palabras en concepto mantienen un significado distinto a los objetivos a los que realmente emprendía.
Paso a paso vamos a trasladarnos a las ideas generales de ese “descubrimiento”, pues es objetable que cada una de ellas nos va a dar luces para comprender lo que realmente sucedió aquel año de 1492. En lo original, la historia enseñada año tras año en las escuelas: la empresa descubridora de Colón llegó a tierras de América el día 12 de octubre de 1492, es el encuentro de 2 culturas. Simplemente demuestra que es algo superficial, sin querer demostrar una crítica histórica que proporcione una información veraz y oportuna en el caso mencionado. Ahora O´ Gorman a través de una sencilla investigación e indagando en cada una de las ideas que volaban desde hace 500 años y nadie se atrevía a contradecir a lo estipulado, encontramos los relucientes enfoques que dan origen a una idea distinta sobre el suceso en el cual Colón involucró a una de las naciones europeas que llevarán a cabo la colonización, saqueo, robo, explotación y exterminación de muchas razas aborígenes.
Buscaron los escritores de la historia tratar de justificar el encuentro de Colón con el Nuevo Mundo, la propiedad que sólo los españoles podrían tomar en posesión. Sin embargo, muchos aclamaron a una leyenda que dejaba mucho que desear, un invento que forja mentalidades diversas. Si alguien más había anteriormente descubierto estas tierras y que después de quedar en el olvido, y llegar Colón nuevamente, ya no sería descubrimiento, sino redescubrimiento. Pero continúan las interrogantes, como si sabía el almirante que estas tierras eran un nuevo continente, lo dudamos tajantemente, puesto que ni la ciencia de ese tiempo alcanzaba a delimitar razones geográficas territoriales. A decir verdad, los elementos con que contaban para una navegación marítima comercial o de expansión territorial  eran tan pobres, no queriendo decir inexacto, pues muchas veces los mapas encontrados de aquella época son realmente sorprendentes.
Oviedo buscó genera una conciencia más abierta a una disputa que se comenzaba a gestar,  negando la posibilidad de que alguien más haya descubierto estas tierras, que el almirante conocía la existencia un nuevo mundo, y llevó la práctica sus supuestas ideas, o sea, la gloria es de Colón y es su descubridor. Gómara, asevera que el relato del primer descubridor es cierto, su investigación le llevó a saber de la existencia de otras tierras, Colón es solo un redescubridor. Y su hijo Fernando Colón mencionó que nadie sabía de la existencia de tierras, pero él sí lo sabía y por los medios científicos con que contaba se lanzó a buscarlos y encontrarlos.
Bartolomé de las Casas correspondió a tratar a Colón como un instrumento de la Providencia Divina que mueve los caminos del hombre, por lo tanto, Dios iluminó a Colón en su viaje porque hay en la tierra muchas personas que aún no conocen el Evangelio de Cristo y buscan las fuentes regeneradoras por medio del bautismo. El fue simplemente un instrumento para la salvación de los hombres. Así si no detenemos en cada uno de los autores, veremos claramente que Herrera, Beaumont, Robertson, Navarrete, Humboldt y Morison, en muchos casos concuerdan en ideas tal vez lógicas, aunque en ciertas partes divergen, principalmente sobre la situación imperante de la época, a costa de los intereses y los interesados en saber puntos de opinió.
Los conocimientos que llevaron a Colón a ir en busca de esas nuevas tierras, no fueron las más novedosas, para nosotros, para ellos era estar al día y a la vanguardia, teorías salidas de pensamientos filosóficos, escolásticos y teológicos. El plano de la metafísica cobró gran auge, pues conocer lo que estaba más allá de donde el hombre había llegado, era estar retando la autoridad de Dios, quien regía al universo entero. Si bien el universo era concebido como algo propio de Dios, cuyas facultades había sido delimitadas por él mismo, y en las creencias religiosas su creación y transformación, y su división en planos, en forma de Clímaco, que en griego significa escalera para subir al cielo, donde a mitad de esa escalera se encuentra la Isla de la Tierra donde habita la humanidad, más abajo se encuentran los pecados, purgatorio e infierno, y subiendo, el cielo, las estrellas, etc., ese mismo pensamiento influido en la mente de los científicos del siglo XV dejaron huella en el estudio y las posibilidades de colocar en existencia a muchas tierras más que aún podrían existir después de los inmensos mares que ocupan las regiones conocidas, como Europa, Asia, África. San Agustín de Hipona y San Isidoro de Sevilla, por cierto, grandes santos de la Iglesia, involucrándose en temas no correspondientes idealizaron con teorías existenciales de tierras habitadas, las contradicciones eran claras, ni uno a favor ni otro en contra.
Si bien cada viaje realizado por empresas descubridoras y colonizadoras  aumentaban más los conocimientos relativos a la existencia de otras extensiones de tierra nunca antes vista por ellos, el considerable aumento de nuevas técnicas de navegación y especialización de los mapas, llevó a Colón a conocer los diversos caminos que debería a travesar para llegar a otros destinos. Hay que especificar que iba en busca de rutas comerciales y llegar a la India era su objetivo, por lo tanto, creyó ciegamente haber llegado a unas tierras donde otros ya habían puesto los pies, sin tener el menor mérito de adjudicarse un descubrimiento, simplemente halló una nueva ruta hacia el oriente cruzando el mar océano.
Ahora, si América realmente fue descubierta es tan falso como decir que Hidalgo realizó la Independencia de México, más sin embargo, tuvo en su camino una idea de apertura a tierras en las cuales comercializaría con los elementos buscados. No halló lo que espera, pero si se encontró con una gente a la cual todos creían como la misma sociedad del paraíso, gente sin pecado o con pecado, idólatra, y alejados de Dios, al cual ellos tratarán de Evangelizar y extender el Reino de Dios y los sacramentos. A fin de cuentas América no era su nombre, Colón nunca llamó a estas tierras como ahora le conocemos, su creencia iba a ser de las que había llegado a un territorio que ocupaba parte de la misma China. Ante estos múltiples problemas se ha llegado a la conclusión de estar ante sólo una invención teórica de América, los europeos colocar a estas tierras en virtud a su ideología, a su gusto, molde e imaginación. Contando con la ayuda de elementos religiosos, políticos y comerciales.
Sin embargo, hay que ver claramente la situación que durante el libro hemos abordado, O´ Gorman, quien después de todo realizó una muy buena investigación sobre el tema y dio una apertura enorme, abrió brecha como muchos dicen, más aquí existe un pero, estas afirmaciones pueden ser en todo caso confusas, porque si bien muchos de los autores de quien toma referencias aludiendo a Colón, por más que pudieran haberlo conocido (en algunos casos) no me convenzo de que realmente lo que escriben era eso lo que pensaba el almirante o lo que tal vez conocía, me sonaría a conocer a una persona por medio de otras, sería absurda esa afirmación, no podemos conocer a una persona, su ideología, sus enfoques, etc., nadie puede pensar y saber lo que yo conozco y de la misma forma, contada por otras personas, que si bien se conocerá algo pero es sólo superficial y en opinión de los demás.
Esto nos lleva a dudar si realmente Colón sabía que había llegado a otro continente, es obvio que al primer viaje no, pero en los otros que realizó creemos que haya tenido serias dudas con respecto al territorio, y si había leído acerca de otros viajeros que llegaron a las “Indias”, no creemos que sea un ignorante e ingenuo al no poder darse cuenta que los habitantes de aquellas regiones de Asia eran de forma físicamente distintas a los de estas tierras, si aquellos ya usaban ropas abrigadoras, aquí en América muchos usaban todavía taparrabos, inclusive la geografía y la naturaleza, se peca de presunción al quererle asumir una idea de la cual no tenía la más mínima idea, o tal vez si. Hoy debemos a esta tierra llamada América, ser una invención lograda por españoles y un genovés ingenuo tal vez, politizada por quienes buscaron darle identidad a una porción de tierra que no tenía más que aborígenes “incultos e ignorantes”, como repetían ciertos religiosos en el campo evangelizador.

domingo, 27 de marzo de 2011

GEOGRAFÍA DE LAS LENGUAS Y CARTA ETNOGRÁFICA DE MÉXICO

El ilustre geógrafo, historiador, escritor e investigador Manuel Orozoco y Berra concibió la idea de publicar una obra que insertara información referente a las lenguas y étnias que se conglomeran en el territorio mexicano y cuyo título de imprenta fue "Geografía de las lenguas y Carta etnográfica de México precedida de un ensayo de clasificación de las mismas lenguas y de apuntes para las inmigraciones de las tribus" que se imprimió en la imprenta de J. M. Andrade y F. Escalante en la Ciudad de México en el año de 1864. Se encuentra dividida en 3 partes, la primera lo constituye la clasificación de las lenguas; la segunda proporciona datos sobre las inmigraciones de las tribus en el territorio mexicano y la tercera, ubica en cada entidad federativa las étnias que la habitan.

De ello podemos desprender la siguiente información que ayudará a algunos historiadores e investigadores a tomar datos necesarios:

En la Primera Parte en el punto II:

"De los informes recibidos de Tabasco resulta, que el mexicano que allí se habla ha perdido su primitiva pureza, y es, más bien que una lengua, un dialecto bárbaro, mezclado con palabras castellanas y de los idiomas de los pueblos comarcanos: los indios se llaman agualulcos o agualulcos, de cuyas voces se forma también el nombre del dialecto que usan."

En la Primera Parte en el punto IV:

"El caribe tomado del nombre de caribes que se les da a los indios que habitan en las fronteras de Tabasco, y que también son de estirpe yucateca. Estos que aquí apuntamos forman parte de los de la América Central, de los cuales escribió una memoria el coronel don Juan Galindo, publicada en inglés."

"Lengua hermana de la maya es el chontal; chontalli en mexicano quiere decir, extranjero o forastero; hasta fines del siglo XVI se encontraban chontales en los Estados de México y de Guerrero, que hoy han desaparecido; existen en Oaxaca, en Tabasco y en Guatemala. Balbi no refiere a este grupo de lenguas el chontal, no obstante que Hervás es de opinión contraria; nos decide a colocarlo en este lugar la noticia que de Tabasco recibimos afirmando que el chontal tiene semejanza con la maya. El padre Burgoa hace una triste pintura de los chontales de Oaxaca, representándoles como totalmente bárbaros, broncos, feroces, sumergidos en la más espantosa ignorancia, desnudos y antropófagos: el retrato no conviene del todo a los de Tabasco, avecindados en el distrito de la Chontalpan, ni mucho menos a los establecidos en Guatemala, sin duda por haberse pulido con el trato de las naciones vecinas. El idioma es digno de la tribu, pues es áspero, incompleto y desaliñado. Todo esto nos inclinaría a creer que este pueblo es uno de los primitivos en el país; que las invasiones de la familia mexicana le privó de los terrenos que ocupaba en Guerrero, quedando aquí una parte de la tribu mezclada con los invasores, mientras el resto huyó para el Sur. A este rumbo, es decir, en Oaxaca, la irrupción de los mixtecas dejó todavía confinada en las montañas una fracción de los bárbaros, y la otra fracción se estableció en Tabasco, de donde a su turno fueron desalojados y empujados hasta Guatemala por los guerreros de la familia maya quiché que vinieron a asentarse en su comarca."

En la Primera Parte, punto XI:

"El zoque, zoc, soque, se habla. en Tabasco, Chiapas y Oaxaca; entra, según antes vimos, en la composición del tzendal, y conjeturamos que pertenece a la familia maya-quiché."

En la Tercera Parte, punto II:

"Poco o nada se sabe acerca de las tribus habitadoras de esta fracción política. Los mexicanos conocieron aquel país por las relaciones de sus traficantes, pues ni lo invadieron, ni tuvieron con él relaciones directas: por este rumbo las armas de los emperadores de México no pasaron del Coatzacoalcos. La comarca, con el Yucatán y las tierras al Este, eran llamadas por los mexicanos Onohualco."
"Fuera del castellano, dominante en la capital y en algún otro lugar, se encuentran en Tabasco los idiomas maya, chontal, zoque, mexicano, ahualulco y caribe."

Maya
"Se habla en el distrito de Macuspana, al Este y hacia los límites con la Isla del Carmen, extendiéndose hasta el pueblo de Montecristo. Las poblaciones que le pertenecen son:
Usumasinta o Cabecera 
Tenosique 
Estapilla 
Multé 
Santa Ana."
Maya y chontal
Montecristo.
Chontal
"Lengua hermana de la maya, que se encuentra derramada en Oaxaca y en Guerrero al Oeste, hasta Guatemala al Este. En Tabasco es el idioma que ocupa mayor extensión, dilatándose por los distritos del Centro, de la Sierra, de la Chontalpa y de Macuspana. Son sus pueblos:
Distrito del Centro:
S. Juan Bautista 
Atasta 
Tamulté de las barrancas 
San Francisco o Estancia vieja
Guadalupe de la Frontera
San Francisco el Real o las Isla 
Distrito de la Sierra:
Santiago Teapa
Tecomajiapa
La Concepción o la Ermita
Tacotalpa
Pueblo nuevo de las Raíces
Distrito de la Chontalpa:
Natividad Cunduacan
Soyataco
Mecoacan
Iquinuapa
Paraíso
Tecoluta de las montañas o Tecolutilla
Nacajuca
Tuctla
Mazateupa
Tapucingo
Guaitalpa
Tecoluta
Guatacalco
Olcuatitan
Ojiacaque
Pueblo nuevo Olcuizapotlan
Tamulté de la Sabana.
Distrito de Macuspana:
Macuspana
San Carlos
San Fernando
Tepetitan."
"Los chontales viven contentos en su miserable condición. Sus chozas, formadas de paja, son estrechas, y los pobres muebles están como amontonados en ellas; la puerta queda siempre para el monte o para un lugar retirado, a fin de que si se presenta un extraño puedan huir con facilidad las mujeres y los niños y que no les vean; el padre de familia queda solo para hablar con el extranjero. Este carácter huraño y desconfiado desaparece con los amigos, con quienes toda la familia se muestra social y afable; pero se hace patente en las domas circunstancias de la vida, por saber guardar un secreto de una manera notable, por no responder jamás a lo que se les pregunta sino por la frase de «quién sabe», por no decir la verdad y ocultarlo todo. No procuran su adelanto ni su mejora, naturalmente indolentes y perezosos, viven en la holganza sin dedicarse a alguna cosa."
"Sus artículos de primera necesidad consisten en el maíz, el cacao, el tabaco y el aguardiente; su alimento frecuente es el posole, que es una bebida formada del maíz cocido y molido deshecho en agua; rara vez comen la carne de res, a no ser en las festividades religiosas o en sus casamientos; en cambio gustan mucho del pescado, lo cual les hace dedicar un tanto a la pesca. En las fiestas la carne se prepara de una manera peculiar: reses y pavos quedan cortados en grandes tajadas, que se asan un poco, y colocadas en las escudillas reciben la salsa llamada ulich, compuesta de harina de maíz desleída en agua y puesta a hervir hasta que toma alguna consistencia. Antes de tocar la comida, el más anciano sahuma con incienso al santo de la festividad y se arrodilla ante él con unas velas de cera virgen en las manos, para pedir ixin (maíz), jáas (plátano), in (yuca), chúm (calabaza), chigchúm (challote), hácum (camote), y júc (macal), para alimentarse. Estos ancianos tienen gran influjo en los pueblos, gozan de muchas exenciones, y se les oye con respeto en los negocios públicos."
"Careciendo los chontales de abrigo y de alimentos nutritivos, son sin embargo sanos y robustos. Atribuyen las enfermedades de que adolecen a los hechizos; sus facultativos tienen un gran conocimiento práctico de los vegetales y de sus virtudes, y curan las dolencias con ellos, no sin practicar en secreto ceremonias misteriosas antes de poner mano al enfermo. Usan de la sangría, punzando con una navaja, un vidrio, o un colmillo del pege-lagarto, de que resulta que más se padece con el remedio que con la enfermedad."
"Afectos a las bebidas embriagantes, conocen dos particulares, el chorote, y el balche o guarapo, compuesto de agua, caña de azúcar, palo-guarapo y maíz quemado."
"En materias religiosas son supersticiosos, fanáticos e hipócritas; en nada creen, ponen duda en todo, y solo están aferrados en la existencia de los brujos y de los maleficios. Creen en la transmigración, suponiendo que los hombres se vuelven toro, tigre, culebra, pájaro, etc.; de aquí es que miran con recelo los daños que los animales les causan, atribuyéndolo a que aquellos son sus enemigos, y buscan a los hechiceros para que les den la manera de tomar venganza. Concurren presurosos a las fiestas de la iglesia y gastan sus pocos bienes, no obstante lo que acabamos de decir."
"El vestido de los hombres consiste en una camisola, o camisa corta que sólo llega al estómago, sin mangas y a veces sin cuello; un calzoncillo hasta la rodilla o hasta los talones, y el sombrero. Las mujeres llevan una enagua, y si usan la camisa es dejando las faldas por de fuera; muchas usan el refajo chiapaneco: los muchachos andan completamente desnudos."
"Estas costumbres tan semejantes a las de los mayas, indican que una misma civilización, las mismas creencias se han extendido entre ambos pueblos, reconocidos hermanos por la afinidad de las lenguas."

Zoque
"El zoque, soque, zoc, entra en la composición del tzendal. Idioma que hemos dejado sin clasificar, presumimos que pertenece a la familia maya: zohttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12048175338089301865624/cminusc.jpg en maya significa murciélago, nombre idéntico al de los tzotziles. Se extiende a Chiapas y a Oaxaca; en Tabasco ocupa los pueblos siguientes, en el distrito de la Sierra:
Tapijulapa 
Ocsoloatan 
Puscatan 
Jalapa 
Jahuacapa 
Astapa 
Cacaos." 
"En el pueblo de Ayapa, distrito de la Chontalpa, se habla zoque y mexicano."
"No obstante que después nos ocuparemos de los zoques, citando la autoridad del señor Moro, por vía de comparación copiaremos aquí el juicio formado acerca de ellos por el mayor Barnard, en estas palabras: «Los zoques habitan la región montañosa del Este (en el istmo de Tehuantepec), desde el valle de Chicapa al Sur, hasta el río del Corte al Norte: ocuparon primitivamente una provincia chica, situada en los confines de Tabasco, y fueron sometidos por la expedición que llevó a Chiapas Luis Marín. Se parecen en algunos de sus rasgos a los mijes; pero son de formas más atléticas; y se les distingue fácilmente por lo marcadas que tienen las facciones, y la rara costumbre de afeitarse la corona de la cabeza. Gustan desenfrenadamente de licores, son ordinarios y vulgares en sus modales, pero son pacientes, sufridos e industriosos. Cultivan grandes cantidades de naranjas deliciosas, maíz y tabaco en los trechos de tierra abierta de la Sierra, y tienen en todo el istmo una celebridad merecida los efectos que fabrican de ixtle y pita. Mentalmente son de una ignorancia lamentable, pues sus ideas de la Divinidad y la religión son vagas e indefinidas. Su conocimiento del idioma español es limitado, lo mismo que entre los indios de Güichicovi.»"
Mexicano y Ahualulco
"El idioma mexicano, que ocupa una extensión tan considerable en México, termina; por este rumbo en Tabasco, junto a los pueblos de la Chontalpa. Desde aquí hasta el Coatzacoalcos la lengua ha perdido mucho de su antigua pureza; este cambio se ha verificado con particularidad entre los indios llamados ahualulcoso agualulcos, entre quienes es ya una jerigonza bárbara, llena de palabras españolas y de las lenguas de los pueblos con los cuales están en contacto: de aquí ha dimanado que pusiéramos en nuestra clasificación al ahualulco como un dialecto del mexicano."
"Los caracteres generales de aquella raza difieren poco de los que marcan a los mexicanos; los mismos alimentos que en los demás lugares, la misma indolencia para el trabajo, el mismo amor a la independencia y a la soledad, idéntico afecto a la embriaguez, y no les falta el apego a sus antiguas creencias, ni su reconocida ignorancia. Por lo demás, si hemos de admitir lo que el mayor Barnard afirma: «Son los indios de estatura menos que mediana, pero anchos de espalda, y de gran fuerza muscular, pues a menudo llevan a hombros, durante muchas horas, un peso de 150 a 256 libras, expuestos a los rayos del sol más caluroso del verano: su color es cobrizo; tienen el cabello liso y grueso, poca barba, ojos chicos, altas las quijadas, la frente chica y estrecha, los dientes blancos, labios gruesos, una expresión agradable de boca, y un mirar melancólico y triste. Las mujeres son menos fuertes, y algunas hay hermosas y bien proporcionadas, realzando, su belleza su dedicación a los quehaceres domésticos: son alegres y muy vivas en sus modales; y son más tímidas que modestas."
"Poco puede decirse del traje de los indios, que se compone de los efectos más sencillos y ordinarios: el atavío de las mujeres lo forman un lienzo sencillo de algodón, ajustado alrededor del cuerpo, desde la cintura hasta las rodillas, dejando el pecho y la espalda completamente descubiertos. Se entretejen el pelo con cintas de colores vivos, dejándolo caer por el cuello formando trenzas negras y brillantes, o lo recogen bonitamente alrededor de la parte de atrás de la cabeza entrelazado de flores, y lo sujetan con un peine semicircular; y cuando hay alguna fiesta, se iluminan el pelo con un escarabajo llamado cucuyo, que arroja una luz fosfórica. Es común entre los niños de ambos sexos la más completa desnudez
Sus costumbres son sencillas, se alimentan principalmente de vegetales, y tienen exagerada afición por los licores embriagantes; son serios y meditabundos. Es particular el respeto que los hijos tienen por sus padres, y la veneración con que miran a los ancianos. Se guarda fidelidad en el matrimonio, contraído frecuentemente en edad muy temprana por huir del servicio de la milicia. Sus creencias religiosas están reducidas a las exterioridades del culto, mezcladas con ridículas supersticiones."
«Como agricultores, están todavía los indios en los tiempos primitivos ni los accidentes del comercio extranjero, ni el contagio del ejemplo han producido cambio visible en su modo antiguo de cultivar la tierra: bástales saber «que la tierra alimenta al que la cultiva,» y que ningún incidente, sea político o de otra especie, puede destruir su exuberante fertilidad. Como labradores, el indio es pobre, pero libre; y apetece la soledad de su miserable ranchito, porque le devuelve, aunque sea peor o jornalero, algún tanto de la perdida libertad de su antigua raza. Este deseo de buscar la soledad, ha dado origen a la disposición que tienen de habitar los puntos elevados y las cumbres, y de situar sus pueblos en lugares los menos fáciles de acceso y menos ventajosos para prosperar.»"
"Las costumbres que acabamos de bosquejar son comunes a todos aquellos indígenas; por lo que toca a los agualulcos en particular, nos encontramos en el Boletín de Geografía, que «Allá en la época que el célebre filibustero Lorencillo (Laurent Graf) ejercía sus rapiñas en las costas de Yucatán y Tabasco, época que corresponde a los años de 1680 a 1685, existían entre las barras de Santa Ana y de Tonalá, cuatro pueblos de indios situados en la costa, y que se nombraban colectivamente los 'agualulcos', formando los límites de la entonces provincia de Tabasco. Estos cuatro pueblos se llamaban individualmente, los Cozoliacaques, los Tecominuacanes, los Mecatepeques y los Huimanguillos. Acosados estos indios por Lorencillo, abandonaron sus pueblos, se dividieron y fueron a establecerse en los lugares y formas siguientes: los Cozoliacaques se trasladaron a Acayucan, en donde hoy existen conservando el nombre de su pueblo, y en estos últimos días, una porción de estos indios ha vuelto a habitar el lugar del antiguo Cozoliacaque; los Tecominuacanes se dividieron en dos fracciones, de las cuales una fundó el pueblo de Boquiapa que hoy figura en el partido de Cunduacan, y la otra se estableció con el mismo nombre de Tecominuacan siete leguas al NO de Huimanguillo en donde hoy existe; los Mecatepeques fueron a asentarse entre Tecominuacan y Ocuapan, y allí se ve un pueblecillo en completa decadencia; los Huimanguillos se dividieron en tres porciones, de las cuales la una se fijó en el partido de Cunduacan, fundando el actual Huimango; otra, mezclándose con la raza blanca, se estableció en Ocuapan, y la tercera fundó el actual Huimanguillo."
Caribe
"Dialecto del maya, usado por indios que se internan en Tabasco y tienen su asiento principal en Guatemala. Son bárbaros, y no tenemos datos bastantes para decir el parentesco que los una con los caribes de las islas."

Algunas partes de la obra de Orozco y Berra se han insertado in toto, de esta forma aquellas personas interesadas puedan obtenerlos sin necesidad de buscarlos en antiguas bibliotecas, facilitándoles la búsqueda con la condición de respetar que son obras de carácter histórico y además vistas muy poco por los investigadores tabasqueños.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez
Historiador

MONS. MARTÍN TRITSCHLER Y CÓRDOVA DE YUCATAN Y MONS. VICENTE MARÍA CAMACHO Y MOYA DE TABASCO. UNA AMISTAD ECLESIÁSTICA Y ESPIRITUAL.

A través de su relación epistolar de 1930 a 1943.             “ Hay obispos de oro con báculo de madera y, obispos de madera con báculo...